Weliber Heredia firma una noche antológica con 34 puntos y lidera la tercera corona regional consecutiva del equipo naguero en la Liga Nacional de Desarrollo de Baloncesto.
Cotuí. – El reloj marcaba los últimos segundos, la tensión cortaba el aire, y en un pabellón colmado de euforia y nerviosismo, los Coqueros de Nagua inscribieron su nombre —una vez más— en la historia grande del baloncesto regional.
En un duelo digno de una final, se impusieron 90 por 89 a los Mineros de Cotuí, alzándose con el título de campeones de la Liga Nacional de Desarrollo y alcanzando un logro reservado para las dinastías: el tricampeonato del Nordeste.
El partido fue un vaivén constante, una danza de estrategias y coraje que mantuvo a la afición al borde de la butaca. A pesar de cometer 29 pérdidas de balón, un número que en otro escenario habría sido una sentencia, los Coqueros resistieron, corrigieron sobre la marcha y supieron cómo ejecutar en los momentos que definen títulos.
La noche de Weliber Heredia
Hay actuaciones que trascienden la hoja de estadísticas, y la de Weliber Heredia fue una de ellas. El joven armador naguero encestó 34 puntos, tomó 7 rebotes y repartió 5 asistencias, liderando cada transición, cada aceleración, cada momento en que el equipo necesitó pulso firme y sangre fría.
Heredia, en los minutos finales, fue imparable; penetró, absorbió faltas, convirtió lanzamientos desde el perímetro y desde la línea.
A su lado, Greybin Pereyra, apodado La Mole, sostuvo la zona pintada con autoridad. Sumó 15 puntos, 14 rebotes y 4 asistencias, desplegando una fuerza dominante en ambos lados de la cancha. Cada rebote ofensivo que cayó en sus manos fue un segundo aliento para un equipo que nunca dejó de creer.
Cotuí no se rindió
En el bando contrario, los Mineros de Cotuí ofrecieron una resistencia valiente. El alero Josniel Jiménez comandó la ofensiva con 23 puntos, 11 rebotes y 3 asistencias, mientras que Luis Andújar agregó 20 puntos y 9 rebotes, llevando el peso del equipo en los momentos más comprometidos. Pero el esfuerzo fue insuficiente. Un intento desesperado desde el perímetro, que no encontró red, selló la derrota para los locales.
Una dinastía en construcción
Con esta victoria, los Coqueros de Nagua no solo levantan el trofeo de campeones de la Liga Nacional de Desarrollo de Baloncesto, sino que se consolidan como una estructura ejemplar en formación de talento joven en el Nordeste.
Tres títulos consecutivos no se consiguen por azar: hay un proyecto detrás, una visión, y un núcleo de jugadores que han sabido madurar en el fuego de las finales.
En la historia del deporte, hay partidos que se olvidan al día siguiente y otros que se escriben en letras de acero. El de anoche, en Cotuí, fue uno de esos encuentros que se contarán por años en las calles de Nagua: con pasión, con garra y con un título que vuelve a casa.