Alexandria Ocasio es una estadounidense de origen boricua que recientemente hizo historia, primero al ganar en las primarias a un veterano demócrata y luego ganar el puesto para la Cámara de Representantes, pero que además logró ser electa teniendo menos de 7000 dólares en su cuenta de banco. De hecho, ella dijo que no tenía dinero para la mudanza a Washington y tras el aluvión de reacciones respondió refiriéndose a sus orígenes humildes y que ya tendría tiempo para hacer dinero, pero que por ahora ella es la gente para la que trabaja. O sea, ella es como la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas que le dieron su voto. Entiende sus situaciones pues la vive, comprende lo que es tener un préstamo y que se atrase…en fin, sabe, como diríamos en buen dominicano “coger lucha” y viene de ahí.
El hecho de que ella haya alcanzado esa posición sin dinero es parte de lo que hace su llegada más histórica y es que, nos hemos dejado convencer de que la política es solo para aquellos que tengan grandes recursos. Que solo quienes tienen dinero para invertir en una campaña pueden o deben aspirar a una posición electiva. Y eso es un error que nos está saliendo muy caro.
De hecho, hoy en día ante la noticia de algún amigo o conocido de que “aspiraré a tal posición”, lo primero que nos llega a la mente no es preguntar: ¿qué te mueve? ¿Cuáles son tus causas? ¿Qué quieres cambiar? No. lo primero que preguntamos es ¿Cuánto tienes para gastar en la campaña? O ni preguntamos, sencillamente asumimos que esa persona debe tener mucho dinero y hasta “tupé” para atreverse a aspirar en contra de turpenes y poderosos.
Hemos llegado, incluso, a burlarnos de aquellos que “osan” contender y hasta se han diseñado mecanismos, estrategias y hasta subterfugios para evitar que un hijo de machepa se enfrente a un tutumpote, ungido o predestinado más que nada de poder y “money”.
Pero ¿es eso la política? ¿Es esto democracia? Si solo quienes pueden gastar 20 millones o más en unas elecciones pueden aspirar, ¿qué porcentaje de la población mayor de 25 años puede hacerlo? Si. El porcentaje es muy bajo, lo que significa que estamos eligiendo desde una minoría a quienes representan a la mayoría.
Hackear es entrar sin permiso, es cambiar algo para bien, necesitamos que se produzca un hackeo en la política que permita que ciudadanos con ideas, propuestas y vocación de servicio representen los sueños y aspiraciones de gente como ellos mismos. Menos mercado y más debate. Urge dejar de discutir en torno a personas y discutir propuestas. Para que ocurra, los primeros que debemos decidirnos somos todos nosotros.
Por: Erinia Peralta