Volker Turk denuncia más de 4,200 muertes y 700 secuestros en los últimos nueve meses, y llama a una respuesta internacional sostenida
Ginebra, Suiza. – El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Turk, advirtió este viernes que la situación en Haití ha alcanzado «otro punto crítico», tras la intensificación de la violencia, los desplazamientos forzados y las violaciones sistemáticas a los derechos fundamentales de la población.
Durante su intervención en la 58ª sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, celebrada en Ginebra, Turk reveló que, en tan solo nueve meses, se han registrado 4,239 muertes y 1,356 heridos, en su mayoría por armas de fuego.
Además, se han documentado más de 700 secuestros, todos perpetrados por individuos armados, en un contexto donde quienes intentan resistirse frecuentemente son asesinados.
“La catastrófica situación humanitaria se está agravando. Muchas personas han sido desplazadas múltiples veces, y solo en las últimas semanas más de 40,000 personas han tenido que abandonar sus hogares”, señaló el comisionado.
Turk también denunció la corrupción generalizada en las instituciones estatales, incluyendo el poder judicial y la policía, lo que, según dijo, continúa socavando la eficiencia del Estado y su capacidad para brindar servicios esenciales.
Pese al escenario sombrío, el Alto Comisionado sostuvo que “hay una salida a esta catástrofe”, afirmando que se trata de una situación solucionable mediante voluntad política y compromiso sostenido tanto de las autoridades haitianas como de la comunidad internacional.
En ese sentido, celebró la reciente decisión del Gobierno haitiano de crear dos unidades judiciales especializadas para enfrentar graves violaciones a los derechos humanos, como asesinatos masivos, violencia sexual y delitos financieros.
La crisis haitiana se ha agudizado desde principios de 2024, cuando una nueva ola de violencia forzó la renuncia del entonces primer ministro Ariel Henry. Actualmente, el país se encuentra bajo un proceso de transición liderado por un Consejo Presidencial, que tiene como mandato principal pacificar el país y organizar elecciones, las primeras en más de una década.
No obstante, la presencia del contingente internacional de seguridad encabezado por Kenia ha sido hasta ahora insuficiente para contener el poder de las pandillas armadas, que controlan vastas zonas del país y continúan actuando con impunidad.