Representantes de República Dominicana y Colombia alertan sobre consecuencias económicas, sociales y ambientales si se impone una prohibición sin medidas técnicas efectivas.
Santo Domingo. – Representantes del sector industrial del plástico de República Dominicana y Colombia manifestaron su rechazo al proyecto de ley que busca eliminar por completo el uso de productos plásticos de un solo uso, como el foam, advirtiendo que una prohibición sin fundamentos técnicos ni políticas públicas integrales podría generar impactos negativos a nivel económico, social y ambiental.
Durante un encuentro sostenido este jueves, expertos de ambos países coincidieron en que el país debe avanzar hacia un modelo sostenible, pero sin decisiones drásticas que desconozcan el rol actual del plástico en la economía y sin considerar alternativas viables basadas en ciencia y regulación efectiva.
Industriales piden avanzar hacia economía circular, no hacia la prohibición
La exvicepresidenta ejecutiva de la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD), Circe Almánzar, advirtió que prohibir materiales como el foam podría ser contraproducente si no se acompaña de un marco de regulación técnico y funcional.
“Nosotros estamos convencidos de que la prohibición de los plásticos y de cualquier material no es la solución”, afirmó.
A su juicio, lo recomendable es establecer regulaciones inteligentes que incentiven la gestión sostenible de estos productos.
“En vez de regularlo, lo que haces es que lo prohíbes, te olvidas del material, y eso puede causar mayor impacto”, enfatizó Almánzar, al tiempo que abogó por medidas que promuevan la innovación industrial sin afectar la productividad nacional.
El sector del plástico propone alternativas sostenibles
José María Munné, director de la Asociación Dominicana de la Industria del Plástico (Adiplast), informó que el sector ha participado activamente en el proceso legislativo, presentando propuestas como el uso de aditivos biodegradables, contenido reciclado y diseño ecológico (ecodiseño).
“La industria no está en contra del cambio. Lo que pedimos es que ese cambio se haga con base en la ciencia y en la lógica de sostenibilidad, no por imposiciones o percepciones erradas”, dijo Munné.
En ese sentido, sostuvo que la transformación hacia productos biodegradables ya está en marcha y que muchas empresas han adoptado soluciones tecnológicas sin que ello represente un aumento en el precio para los consumidores.
El representante de Adiplast destacó que la industria del plástico en República Dominicana está conformada por más de 400 empresas, genera más de 11 mil empleos directos y 45 mil indirectos, y que solo en 2024 reportó ventas superiores a los RD$59 mil millones, con exportaciones por encima de los US$700 millones.
Colombia también rechaza medidas sin sustento técnico
Desde Colombia, Cristian Halaby Fernández, presidente de la Cámara Ambiental del Plástico, llamó a abandonar el enfoque ideológico en la discusión. “Cuando hablamos de biodegradación no estamos hablando de fragmentación, sino de un proceso en que los microorganismos consumen el material en su ciclo de vida”, explicó.
Fernández advirtió que sustituir el plástico sin análisis profundo puede derivar en mayores costos económicos y ambientales.
“Fabricar productos de papel, metal o vidrio puede consumir hasta 25 veces más energía y agua que el plástico. Eso se traduce en más gastos para las familias y un aumento indirecto en la inflación”, afirmó.
Asimismo, indicó que hay otros materiales que generan gran cantidad de microplásticos —como redes de pesca o ropa deportiva— que no están siendo considerados en los proyectos legislativos. “La prohibición es el peor de los errores”, sentenció.
Proyecto en evaluación en el Senado
El proyecto de ley que ha generado la reacción del sector industrial fue propuesto por el senador de La Altagracia, Rafael Barón Duluc, y contempla la eliminación definitiva del foam de un solo uso en un plazo de cinco años, como parte de una estrategia de protección ambiental.
Sin embargo, los industriales piden que el debate avance con criterios técnicos, participación del sector productivo y una visión de economía circular que permita transformar sin destruir el aparato económico ni afectar a los consumidores más vulnerables.