Dicen en los pasillos de los locales del Partido de la Liberación Dominicana que el ex presidente Leonel Fernández, cuando la oportunidad se le ha presentado, le ha faltado el respeto a su compañero de Partido, licenciado Danilo Medina.
Hace poco me contaba un peledeista que Fernández, cuando ganó las elecciones internas en el año 2008, bajo el lema del famoso 70-30, este realizó un acto en el Centro Olímpico y humilló a Danilo diciéndole que, el hoy presidente, “era el hombre del serrucho”, en una especie de tesis que planteaba que Medina le quería sacar del Palacio Nacional. Relató además que también le puso la etiqueta del «hombre del bacalao”, cuando para referirse al hoy mandatario utilizó la expresión de «te conozco bacalao aunque venga disfrazado».
Se recuerda que, en ese mismo acto, el doctor Fernández fue tan duro con su compañero miembro del Comité Político que expresaba en su discurso que las aspiraciones políticas «no era cuestión de un quítate tú para ponerme yo», concluyendo que la antorcha no se traspasa, sino que la misma tenía que ser arrebatada. Y a decir verdad, según la interpretación de muchos de los peledeistas, a partir de ese enfrentamiento, a Danilo le quedaban pocos días para salir del oficialista Partido de la Liberación Dominicana.
¿Recuerdan la alocución de Fernández luego de que Medina decidiera optar por la reelección presidencial del año 2016? En aquel entonces, el ex presidente Leonel, hizo hasta un símil del hoy mandatario Medina, con el otrora dictador Rafael Leónidas Trujillo.
Y es que tal parece que, quien podría sacar a los peledeistas del poder, ni siquiera será una oposición a la que difícil se le ha hecho para encontrar el camino de fortalecerse, unificarse y trabajar en esa dirección, sino que, será el propio pelede, con sus diferencias, el que provocará su propia salida.
¿Quién se beneficiará de las llamas que hoy afectan al Partido de la Liberación Dominicana? ¡No se sabe! De lo que sí podemos estar seguros, es de que, como se ven las cosas, será peor que como relata la historia que ardió Roma, porque a todas luces se ve, que los gladiadores de los morados, lejos de tratar de ponerse de acuerdo, están dispuestos a echar su pleito y no se detendrán hasta que uno de los dos se rinda o muera.
Lo cierto es que, al final, este juego de palabras, tiene hasta a los aprendices de gladiadores con sus espadas en manos y desde ya librando una batalla en la que, no sobreviven como aún en esa misma guerra, han logrado sobrevivir sus principales actores, esos que de la cúpula morada forman parte.
¿Quién sacará a quién? ¡Veremos pues!