Tras el éxito de la estrategia desarrollada para culpar al PLD de la suspensión de las elecciones de Febrero y de un supuesto fraude que nadie supo ni pudo explicar, el PRM creyó que ya tenía ganada la candidatura presidencial. Lograron capitalizar la indignación popular y arrinconar al partido oficial que aun sacudido por la crisis interna de Octubre no supo reaccionar a tiempo ante la realidad. En Marzo el PRM cobro los réditos de su habilidad.
Pero como la mentira nunca va muy lejos, el momento fue superado y el país fue abriendo los ojos ante el espectáculo montado, llegando el desencanto a su punto máximo a finales de Abril cuando la sociedad presenció el barbárico proceder de sus recién electas autoridades municipales. Los casos de Puerto Plata, Cotui, Sánchez, Santiago Oeste y Santo Domingo Este están recientes.
El volátil proceder de sus diputados también ha sido demoledor para la oposición pues ha traído a la memoria colectiva los días de tiroteos y bruscos forcejeos en el Congreso Nacional protagonizados por gente que hoy, cosas de la vida, nueva vez se encuentran al frente. En síntesis, de Marzo a la fecha el PRM ha mostrado y demostrado que lleva el gen del gobierno del 2000-2004 con lo todo lo que eso significa y lo que implica.
Los graves problemas en que se han visto involucrados miembros prominentes de ese partido, su errático accionar político y la belicosidad de su discurso han hecho reflexionar a una gran parte de quienes en Marzo le dieron una oportunidad. La gente ha visto como el discurso del cambio no se corresponde con los hechos y las encuestas han comenzado a mostrar que al electorado de hoy no se le convence diciendo “se van”.
La cúpula perremeista sabe y conoce de su situación pues manejan encuestas de trabajo que no son las que se publican, ellos saben que están en segundo lugar y bajando, sin embargo, como conocedores de la psicología y animosidad de sus bases prefieren mantenerse publicando encuestas de carpeta que colocan a su candidato en un escenario de fábula.
En la recta final y con una realidad dándole en la cara esa estrategia es peligrosa y de eso parece estarse dando cuenta una parte de la alta dirección de ese partido. Roberto Furcal, jefe de campaña de Luis Abinader recientemente admitió el bajón en las encuestas y el ascenso sostenido de Gonzalo Castillo.
En poco tiempo el PRM ha pasado del discurso de triunfo arrollador en primera vuelta a hablar de una segunda vuelta y a mencionar a su eterno aliado para justificar las derrotas: el fraude. Todo esto sucede aunque no se den cuenta las triunfalistas bases perremeistas, la realidad es que de forma consciente o inconsciente o de forma intuitiva, el PRM ha comenzado la retirada y el desmonte de las expectativas.