La provincia María Trinidad Sánchez, con Nagua como su municipio cabecera, ha experimentado un crecimiento acelerado en su parque vehicular en los últimos años. Este fenómeno ha generado desafíos significativos en términos de congestión y seguridad vial, afectando la calidad de vida de los ciudadanos y la eficiencia de las principales vías de comunicación.
La limitada infraestructura vial, el constante aumento de motocicletas y automóviles, y la falta de planificación urbana han convertido el tránsito en una problemática cada vez más preocupante.
Según datos de la Dirección General de Impuestos Internos (DGII), hasta diciembre de 2024, en la provincia había registrados un total de 48,739 vehículos.
Aunque la distribución exacta por tipo de vehículo no está detallada a nivel provincial, la tendencia nacional indica que más de la mitad de este parque vehicular corresponde a motocicletas, seguidas de automóviles, jeeps y vehículos de carga. Esta proporción sugiere que, en María Trinidad Sánchez, más de 27,000 motocicletas circulan diariamente por sus calles y carreteras, lo que implica una alta exposición al riesgo de accidentes y dificultades en la movilidad urbana.
María Trinidad Sánchez cuenta con una superficie de aproximadamente 1,271 kilómetros cuadrados, siendo Nagua su principal centro urbano y punto de convergencia de las carreteras que conectan la provincia con otras localidades.
La infraestructura vial se basa en tres corredores estratégicos que sirven como principales rutas de entrada y salida: la carretera que comunica con Samaná hacia el sureste, la que enlaza con San Francisco de Macorís en dirección suroeste y la que se extiende hacia Puerto Plata en el norte. Estas arterias no solo soportan el tráfico interno de la provincia, sino que también canalizan el flujo de vehículos provenientes de otras regiones, aumentando la presión sobre la capacidad de las vías locales.
El incremento del parque vehicular ha convertido a Nagua en un punto de congestión recurrente, especialmente en horas pico. La circulación se vuelve lenta y caótica en las principales intersecciones, afectando el comercio, los servicios de transporte y el desenvolvimiento de la vida cotidiana.
El crecimiento poblacional, la expansión del sector motorizado y la falta de una infraestructura vial adecuada han convertido a la ciudad en un escenario donde la movilidad se vuelve cada vez más complicada.
El tránsito en Nagua también se ve afectado por el flujo constante de vehículos que entran y salen del municipio a través de sus tres principales accesos. Aunque no existen cifras oficiales sobre el número de vehículos que cruzan estas vías diariamente, es evidente que la conexión con Samaná es una de las más transitadas debido a la actividad turística y comercial.
A esto se suma el alto tráfico en dirección a San Francisco de Macorís, por donde circulan una gran cantidad de camiones de carga y autobuses de transporte interurbano. La ruta hacia Puerto Plata, aunque menos congestionada en comparación con las otras dos, también soporta un volumen considerable de desplazamientos, sobre todo en temporadas vacacionales.
El impacto del crecimiento vehicular no solo se refleja en la congestión, sino también en la seguridad vial. La Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (DIGESETT) ha reportado un incremento en las infracciones de tránsito en la provincia. Las faltas más frecuentes incluyen el exceso de velocidad, el no uso del casco protector en motociclistas y el estacionamiento indebido en zonas prohibidas. Estas violaciones a la ley de tránsito contribuyen a una mayor accidentalidad en la zona, poniendo en riesgo la integridad de conductores y peatones.
Los accidentes de tránsito han ido en aumento en María Trinidad Sánchez, y Nagua es el epicentro de la mayoría de estos incidentes. La combinación de una alta cantidad de motocicletas, la imprudencia de los conductores y la falta de señalización adecuada ha convertido a las calles de la ciudad en un espacio de riesgo constante.
Muchos de estos accidentes involucran motociclistas que circulan sin protección, vehículos que invaden carriles y peatones que cruzan sin precaución. La falta de regulaciones estrictas y el incumplimiento de las normativas viales agravan la situación, generando una crisis de movilidad que afecta a toda la comunidad.
La congestión vehicular no solo repercute en el tránsito, sino que también tiene un impacto directo en la calidad de vida y la economía local. Los largos tiempos de desplazamiento aumentan el estrés de los ciudadanos y reducen la productividad laboral.
La contaminación ambiental generada por el tráfico constante deteriora la calidad del aire, afectando la salud pública. Desde el punto de vista económico, los comercios, a pesar de que también son parte del problema, sufren pérdidas debido a la disminución del flujo de clientes y los retrasos en la distribución de mercancías. Además, el deterioro de la infraestructura vial genera mayores costos de mantenimiento para las autoridades, quienes se ven obligadas a realizar reparaciones frecuentes sin contar con soluciones estructurales a largo plazo.
Ante esta realidad, se han implementado algunas medidas paliativas, como acuerdos que se han arribado con el sector comercial, estableciendo zonas horarias para vehículos de carga que depositan mercancías al sector comercial, entro otros. Sin embargo, estas acciones no han sido suficientes para aliviar la crisis de movilidad. La falta de planificación urbana, la carencia de estudios de aforo vehicular actualizados y la ineficiencia en la aplicación de normativas han impedido que se logren mejoras significativas en el tránsito de la ciudad.
Para abordar esta problemática, es urgente la elaboración de un plan integral de movilidad urbana que contemple la ampliación y modernización de la infraestructura vial, la implementación de nuevas rutas de descongestionamiento y la regulación estricta del parque vehicular.
La construcción de vías alternas, la habilitación de espacios de estacionamiento y la creación de sistemas de transporte público eficientes podrían contribuir a reducir la presión sobre las calles de Nagua. Además, es fundamental que las autoridades refuercen las medidas de control y fiscalización del tránsito, asegurando el cumplimiento de las normativas para reducir la cantidad de infracciones y accidentes.
El crecimiento descontrolado del parque vehicular en María Trinidad Sánchez representa un desafío que requiere una respuesta inmediata y coordinada. La falta de soluciones estructurales podría agravar aún más la crisis de movilidad en los próximos años, afectando no solo el tránsito, sino también el desarrollo económico y social de la provincia.
Es imprescindible que las autoridades locales, junto con el gobierno central y los sectores privados, trabajen en conjunto para transformar el sistema de movilidad urbana y garantizar un tránsito seguro y eficiente para todos los ciudadanos.
Amaury Reyna Liberato, director de elnaguero.com.