La educación es el otro nombre de la libertad y ella en sí misma es un factor fundamental para lograr el desarrollo pleno del país y de la sociedad que lo compone, una vía expedita para combatir con efectividad la pobreza, falta de oportunidades, el hambre y la marginalidad social.
Y es que, desde marzo del presente año, han sido grandes los retos que hemos enfrentado ante los desafíos que nos colocó por delante los embates de la COVID19, y de ello, nuestro sistema educativo y el proceso como tal de Enseñanza-Aprendizaje de nuestro niños y jóvenes, no está exento.
Desde la identificación del primer caso de Coronavirus en República Dominicana y las medidas restrictivas que debieron ser impuestas para evitar, aunque sin los efectos esperados, un contagio masivo en la población, vimos interrumpido el año escolar, situación que obligó a reinventar el modelo educativo que durante más de 40 años vive su proceso de construcción y que producto de todo lo que vivimos hoy ha tenido que reinventarse.
Ciertamente, somos un país con muchas deficiencias en materia de servicios básicos, compuesto por familias que deben dedicarse al pluriempleo para poder darle una vida mínimamente aceptable a los suyos, en fin, con características muy particulares que podrían fácilmente conducirnos a la exclusión del pan de la enseñanza de nuestra mesa, para dicho tiempo y espacio ser dedicado a la obtención de recursos para atender dichas necesidades, y ese es un circulo que debimos ir rompiendo antes y mucho más grande el reto ahora que una pandemia acecha no solo nuestras vidas, sino también que nos obligará a vivir una crisis económica como nunca pensamos vivirla.
Hoy no debe importar si cortaron el servicio energético, que los desprogramados apagones azoten la zona donde residimos, y por consiguiente, comenzar a ver todo esto como una imposibilidad para que nuestros hijos reciban ese pan de la enseñanza.
Nos llegó la hora de ver en los retos una oportunidad, de desafiar el desafío y mostrar ahora más que nunca de qué estamos hechos y de lo que somos capaces de hacer para cumplir las metas que nos proponemos y ver así realizados los sueños que entorno a los nuestros nos creamos.
Hoy se proclamó el inicio a clases, el clarín se tocó y avanzamos a pasos firmes hacia una guerra que se librará ahora desde casa contra la deserción escolar, el analfabetismo y la falta de oportunidades. Este es justo el momento para comenzar a ver una oportunidad en cada dificultad. Ahora es el tiempo de la construcción de solidaridad colectiva en familia, en la que unos a otros debemos ayudarnos para cumplir con nuestro sagrado compromiso de ver nuestros hijos educarse para el mañana y así poder verles verdaderamente libres.
Ha llegado el tiempo perfecto para que, por ejemplo, mis hijos Christopher y Alaia se asistan y apoyen mutuamente, así como deberán hacer los suyos. Nos llegó el momento de que nosotros, como padres, comencemos a planificar nuestros horarios y supervisar nuestros hijos en el espacio de tiempo que establezcamos según las múltiples obligaciones que tenemos en nuestro día a día, para así formar parte de ese hermoso proceso de enseñanza-aprendizaje que en las escuelas llevaban nuestros hijos, y convertirnos así en los asistentes de quienes hoy pasan de ser maestros de una sala de clases de un plantel escolar a facilitadores de la enseñanza en el Hogar convertida en escuela.
Así como encontramos luz para cargar nuestro móvil y pedimos wifi prestado o compramos un paquetico para escribir en Facebook, twitter o Instagram que el servicio energético es deficiente y que por ende ello dificultará que nuestro hijos reciban clases, comencemos a desafiar la deficiencia y encontrar en ella una oportunidad para que, haciendo uso de los medios que te permitió quejarte en redes sociales, ellos puedan tener acceso a ese banquete que se sirve a partir de hoy a través de radio y televisión, todos disponibles en internet para cuando el servicio energético falle.
¡A la clase, contra toda adversidad, que ya es hora. Vamos juntos a crear las condiciones en casa, para que desde allí florezca majestuoso el árbol de la libertad!
Amaury Reyna Liberato
Director del Naguero.com