Es posible que al leer este título te lleguen a la mente frases muy populares como aquella: “lo primero que debo hacer es respetarme a mí mismo”, esto puede ser una buena idea pero damos lugar a mucha ambigüedad. Personas extremadamente humildes pensaran que eso de ganar respeto no es necesario y que debe ser algo natural, pero ¿qué tal si te digo que del respeto que ganes en el entorno donde te desenvuelves dependerá en gran manera tus éxitos y tus fracasos? Al ganar respeto a dado el primer paso para ser tratado como se debe, tomado en cuenta que todas las personas merecemos ser respetadas.
La escritora Julia Máxima Uriarte define el respeto como: “una consideración o valoración hacia algo o alguien”. Otros autores coinciden en que este término se refiera al reconocimiento de uno mismo como entidad única y considerada como un igual.
Aquí te daré algunas pautas que debes seguir para que te respeten al instante:
- Debes aprender a diferenciar la amabilidad de la condescendencia: una cosa es ser amable y otra muy diferente es estar obligado a complacer. En lo particular me encanta ser cortes y atento con los demás pero esto no quiere decir que me obsesione por complacer a las personas en todo momento; este tipo de conductas nos llevaran a la sumisión. Yo tengo el poder para decidir cuándo y cómo ayudar a los demás.
Evitas reaccionar demasiado rápido: demuestras poder cuando tienes tu propio ritmo y no te dejas llevar de la aceleración de los demás. Nuestros movimientos deben ser controlados. Antes de reaccionar frente a una situación es importante ordenar nuestros pensamientos. El peor enemigo puede ser tu propio impulso.
Respirar profundamente varias veces: esta práctica te ayudará a centrar tu energía, manejar tus emociones y concentrarte en lo que quieres hacer. Cuando logra calmarte a ti mismo, conseguirás el poder para exigir el respeto de parte de los demás. - La primera impresión que damos es determinante: es importante que sientas orgullo por tu apariencia. Las personas se tomaran un promedio de 5 minutos para hacerse un concepto de ti y aunque creas en esa frase de que “lo que importas es el interior”, no es menos cierto de que a diario somos evaluados y vamos a recibir el trato de acuerdo a la imagen proyectada.
- Es importante mirar siempre a los ojos: cuando estés en una conversación ya sea grupal o con una sola persona, el contacto visual es determinante, esto es igual si hablas o si escuchas. Tu mirada da a entender que quienes te escuchan o te hablan son importantes y son partes de lo que dices, por lo que se sentirán involucrados emocionalmente.
- Reconocer nuestros errores sin temor: los demás no van directo hacer juicio de nuestros errores, para ellos es más importante la percepción que tú mismo tienes de tus errores. Decir siempre la verdad sobre nuestros errores vas a transmitir la idea de que no tenemos miedo de que nos vean como somos. Es importe saber cuándo es oportuno hablar este tema para que no terminen usándolos en nuestra contra. La seguridad que transmitimos y lo que proyectamos de la lesión aprendida es muy importante.
- El poder de nuestra sonrisa: saber cuándo es oportuno sonreír, tomando en cuenta que sonreír en exceso puede ser perjudicial, lo correcto es hacerlo de forma natural. Una sonrisa ayuda abrir puertas pero si sonríes demasiado las gentes no te respetaran de la misma manera porque sonreír en exceso es un gesto de búsqueda de aprobación. No es recomendable que en cada cosa que hacemos estemos buscando aprobación.
- Ocupar más espacio: permite que los demás se den cuenta de que no tienes miedo a que te vean. No es necesario exagerar llamando la atención de tus compañeros, debes respetar el espacio del otro pero no permitas que se note algún vacío en el lugar que te perteneces.
- Usar de forma correcta el lenguaje corporal: trasmitimos seguridad cuando levantamos la cabeza y los hombros, mantenemos el contacto visual y usamos un tono de voz fuerte, claro y asertivo. Cuando hablas en tono bajo y mantienes los hombros encogidos transmite la idea de no tener confianza en ti mismo.
- Evitar ser interrumpido: es importante mantener los buenos modales y ser asertivos pero esto no implica que dejemos que nos interrumpan y quedemos a mitad de frase cuando exponemos nuestras ideas. No podemos dar lugar a que nos pasen por encima y nos tapen la boca porque se puede entender que la idea de esa persona es más importante que la nuestra. Debemos ser prudentes y hablar de manera oportuna, sin exagerar pero debemos terminar nuestros argumentos cuando estamos hablando. Cuando exigimos respeto también debemos hacerlo con respeto.
- No te quedes callado: No sufras en silencio la falta de respeto; más bien espera el momento y las condiciones oportunas, demostrando tacto y educación al presentar tu defensa.
- Reconocer a tu competencia: si tratas de restar importancia a las cosas que tu oponente hace bien, te llevaras a perder fácilmente es respeto. Reconocer los méritos de los demás y resaltar sus logros transmitirás confianza porque dejaras ver que respetas a tus oponentes por sus victorias y sus logros.
- Conocerte interiormente: al conocerte a ti mismo estará consciente de la forma en la que puedes reaccionar ante determinadas circunstancias, eso te dará ciertas ventajas para manejar situaciones difíciles que pueden dar lugar a que piensen mal o bien sobre ti.
No dudes en aplicar estas instrucciones para ganar respeto, tomando en cuenta que si bien es cierto que no debemos estar tan preocupado de lo que otros piensan de nosotros; no es menos cierto que socialmente somos lo que los demás creen de nosotros. No conseguirá un buen trabajo, una buena novia o una buena posición si tu reputación esta por el suelo. No es suficiente que tu sepas quien eres, también debes proyectarlo.
Por: Esteban Jáquez Hernández MA.
Psicólogo clínico y de la salud, con entrenamiento en hipnoterapia.
Director de la Escuela de Ciencias de la salud y Psicología de la Universidad Abierta para Adultos (UAPA) Recinto Cibao Oriental Nagua.