Hace días encontré una discusión muy aguerrida en las redes sociales sobre las variantes del adulador y la contraposición del ególatra. Se discutía sobre los políticos dominicanos que usaban a sus aduladores para alimentar su ego y como estos halagadores pasaban de un término tan llano como lo es la palabra “lambón”, en buen dominicano, a bocinas si se era del oficialismo o a un simple opositor si se idealizaba en contra del gobierno.
Planteaban el nuevo movimiento que muchos aduladores empezaron a usar para coronar en plenitud la justificación de lo injustificable y la aceptación de promover las obras del gobierno en medios de comunicación a cambio de una retribución económica. Hablo del movimiento #YoSoyBocina donde la frase “ser bocina” pasaba de ser un insulto, a ser un alago.
En los medios de comunicación y redes sociales no se puede hablar, opinar, denunciar o criticar el gobierno; inmediatamente salen las bocinas a atacar, ofender, justificar y desvalorar las denuncias; te tildan “de la oposición”; porque todo el que opina, denuncia, critica o habla lo hace porque es de la oposición.
Es lamentable como comunicadores y periodistas han olvidado el sentido y espíritu de tan digna profesión y se han montado en esta ola de la nueva clase de “periodistas y comunicadores serie 1996”.
Esos que hacen opinión pública sienten experiencias orgásmicas cada vez que delante de un micrófono defienden y todos los compañeritos y su ególatra lo escucha. ¡Han justificado su sueldo!
En el ámbito comunicacional se han convertido en los nuevos empresarios de la comunicación adquiriendo periódicos, impresos y digitales, canales y programas de televisión, emisoras y programas de radio sin dejar a tras la divulgación en las importantes redes sociales; no les importa por encima de quien tengan que pasar, lo importante es lograr y hacer entender que tenemos el poder para que el Todopoderoso, ese que hace que esos ególatras se vean como aduladores, los tome en cuenta. Es como dijo Pepín Corripio una vez: “Un medio independiente es aquel que tiene sus páginas en blanco”
Por: Carlos Machuca, jefe de redacción del Naguero.com