Sin la intención de responderle a nadie en particular, a cada quien le asiste el derecho de escribir desde su envidia, frustraciones y subjetividades. Este humilde servidor siempre se ha caracterizado por el buen ejercicio de la coherencia; nunca he estado involucrado en actos o actividades que puedan poner en duda mi moral, la transparencia, el respeto y la educación siempre me han caracterizado.
Vengo de una familia humilde que con el paso de los años, y gracias al trabajo, se han superado; mi vida está marcada por mi abuela (quien me crió) y, a pesar de ser una mujer poco instruida, siempre me educó con buenos valores y me hizo fuerte. Soy hijo de Joselo, a quien admiro por ser ese hombre trabajador y honrado, quien hoy, a pesar de tener una buena posición en el mundo financiero y estabilidad económica, es el hombre más humilde que conozco.
Me alfabetizó Natividad Balbuena, un gran ejemplo de mujer a quien quiero como una madre; inculcó en mi la disciplina; me aseguro que la misma me llevaría lejos; también me enseño a ser solidario y a serlo desde el corazón.
Soy miembro del equipo de despacho de Luís Estrella, a quien quiero y respeto igual que a mi papá; este señor es una escuela para mi y cada día me transmite sabiduría. Me ha enseñado a trabajar con el corazón, apegado a las normativas de la función pública y, desde la posición que nos encontremos, ayudar a quienes lo necesitan sin esperar nada a cambio. De él y su esposa también tengo el mejor de los ejemplos de humildad; personas que, a pesar de los buenos cargos que han tenido, nunca se han creído más que nadie.
Para finalizar, busquen a otro como objetivo para expresar su odio; trabajo con buena fe, inteligencia y sobre todo racionalidad; no aspiro a nada; no tengo cola y sus juicios de valor no me quitan el sueño. Soy el que siempre he sido.
Por: Sergio Manuel Alvarez