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Querido Amin Abel Hasbún:

Hoy, en el 54 aniversario de tu asesinato, me dirijo a ti con el corazón lleno de gratitud y admiración. No es fácil poner en palabras la magnitud de tu legado, porque fuiste más que un revolucionario, más que un hombre valiente, fuiste el símbolo vivo de una lucha que no ha cesado. Te arrebataron la vida, pero no lograron detener tus ideas. Como decía aquella frase, “Hay muertos que van subiendo, mientras su ataúd más baja.” Y tú, Amin, eres de esos que sigue ascendiendo, porque tus ideas no solo resuenan en las aulas universitarias donde alzaste la voz, sino en cada rincón de esta patria por la que diste todo.

Tu lucha, la lucha por una República Dominicana justa, libre de opresión y desigualdades, no ha sido en vano. Hoy, quienes creemos en esos mismos ideales que defendiste con tanto fervor, seguimos de pie, con tu ejemplo encendido en nuestros corazones. Sabemos que el camino es largo y arduo, pero estamos dispuestos a caminarlo. Como tú lo hiciste, sin titubear, porque sabemos que la construcción de esa República Dominicana que soñaste es posible. No te hemos olvidado, Amin. Más bien, cada día te recordamos con mayor intensidad, porque tus ideas son una antorcha que ilumina nuestras conciencias, una guía en esta lucha que hemos asumido como propia.

Nos duele saber que fuiste víctima del autoritarismo y la represión, pero también nos inspira saber que no te doblegaron. Hoy, la patria te llora y te honra, pero sobre todo, te sigue. Porque los verdaderos héroes no mueren, trascienden. Y tú, Amin Abel, trascendiste. En cada joven que levanta la bandera de la justicia social, en cada hombre y mujer que no se conforma con la corrupción y la miseria, en cada dominicano que se levanta para reclamar su derecho a un futuro mejor, allí estás tú, presente.

A mis compatriotas dominicanos, hoy más que nunca debemos mirar hacia el ejemplo de Amin Abel Hasbún. No permitamos que su sacrificio haya sido en vano. Él nos enseñó que la patria no es solo un territorio, sino un ideal por el que vale la pena luchar. Es hora de que, como él, nos plantemos firmes ante las injusticias. Que, con determinación y amor por nuestra tierra, trabajemos cada día por esa República Dominicana que todos soñamos, una donde la igualdad, la justicia y la libertad sean la norma y no la excepción.

Hoy, cuando conmemoramos los 54 años de su muerte, elevemos nuestro espíritu patriótico y sigamos su ejemplo. No permitamos que las adversidades nos amedrenten. Sigamos adelante, con la cabeza en alto, recordando siempre que los ideales de los grandes hombres como Amin Abel Hasbún jamás serán enterrados, porque en cada paso que demos por un mejor país, su lucha vive. Él es la prueba de que los muertos que mueren por la patria, no mueren, sino que florecen en la lucha de los que quedamos para continuar.

Amin, no te has ido. Estás en nosotros, en cada bandera ondeada con orgullo, en cada voz que reclama justicia, en cada paso que damos hacia un futuro donde la justicia y la libertad sean conquistas permanentes. Tú sigues aquí, acompañándonos en cada batalla por un país mejor, más libre y más digno. Hoy más que nunca, tu lucha es nuestra lucha, y mientras haya dominicanos dispuestos a seguir tu ejemplo, la República Dominicana que soñaste está más cerca de ser una realidad.

Con admiración eterna,

Uno que forma parte de esa generación agradecida y firme en la lucha.

Amaury Reyna Liberato

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