El 19 de mayo próximo las y los dominicanos están convocados a acudir a las urnas para escoger a quienes les representarán en el Congreso Nacional, además del presidente de la República Dominicana.
El padrón electoral para estas elecciones ya suma a unos 8.1 millones de electores en todo el país, de los cuales unos 7.2 millones votará a nivel local y 863,785 a nivel internacional. De esos electores, unos 113,091 corresponden a María Trinidad Sánchez.
Tras concluir las elecciones de febrero pasado, de inmediato, los aspirantes a diversas posiciones, salieron al ruedo en la búsqueda de sus electores y a motivar el voto de los mismos de cara a ese proceso que se avecina.
Caravanas, bandereos, calentamientos, asopao y cara a cara están como los tapones de Nagua a cualquier hora en la avenida María Trinidad Sánchez, a la orden del día, sin embargo, hay grandes ausentes en el proceso.
¿Dónde andará la oposición a los candidatos del oficialista Partido Revolucionario Moderno? La pregunta la hacemos porque, por lo que se ve en las calles, aquí en María Trinidad Sánchez, con quienes los candidatos del PRM competirán será contra la abstención y no así contra los verdes del León y los morados de Abel.
Hoy estamos a 18 días y, nos luce que se le está haciendo tarde para arrancar a quienes han mostrado, al menos por obligación partidaria, la intención de terciarle la ñoña al actual senador Alexis Victoria, los aspirantes a diputado Stalin Vásquez, Jorge Cavoli, Sonia Núñez y al propio presidente y candidato a la reelección, Luis Rodolfo Abinader Corona.
¿Qué pasará? Eso está por verse. Lo cierto es que, el 19 de mayo habrá elecciones y esperamos que los blancos, rojos, azules, verdes, morados y los demás salgan a votar, porque, aunque solo se escoge un presidente, 32 senadores y 190 diputados, al final, con nuestro voto, validamos, refrescamos y reafirmamos nuestro compromiso ciudadano con la democracia, esa que se consolida y fortalece con cada proceso celebrado.
Esperemos pues que la oposición despierte, se active y avance, porque a la democracia le conviene.