La Arquidiócesis de Santo Domingo decidió involucrarse de lleno en el último tramo de la campaña electoral. Un fino trabajo de ubicación de aliados, desarrollado con pasión de orfebre por el padre Manuel Ruiz, secretario de la Comisión Vida de la Conferencia del Episcopado, ubica en cada circunscripción del Gran Santo Domingo a los candidatos que la Iglesia católica desea ver sentados en una curul.
Un documento de 69 páginas es minucioso en el detalle. Bajo el título «Candidatos a favor de la vida y los valores de la familia» figuran las fotos de los favorecidos y su identidad partidaria, mapeados los barrios de cada circunscripción, nombradas las iglesias parroquiales con sus direcciones, números telefónicos y sacerdotes a cargo.
En un audio enviado a monseñor Francisco Ozoria, sacerdotes, diáconos y arzobispos auxiliares para explicarles el propósito, el cura Ruiz califica el documento remitido como «un resumen del trabajo que hemos estado haciendo de todos los candidatos del país, una investigación exhaustiva de sus declaraciones, de las veces que han votado a favor de la vida, todas esas cosas que son fundamentales para saber qué candidatos tenemos».
El trabajo de criba de Ruiz, presumiblemente apoyado en un equipo, incluyó el cruce de nombres de los postulados con las zonas pastorales. Se busca que cada parroquia sepa «cuáles son los provida que están incidiendo en su territorio». Confeccionada la lista, identificados los amigos y, por descarte, los enemigos, toca orar e invitar a los feligreses a ejercer el sufragio a favor de los suyos.
Para el sacerdote, con una conocida historia de beligerancia en temas sociales que contradicen las posiciones católicas, el momento que vive el país es crucial. «Si no tenemos un contrapeso en el Congreso, nos cambian todo. Ya han visto cómo nos amenazan con el Estado laico y una serie de cosas».
La estrategia no se queda ahí; trasciende con mucho. En el cronograma de trabajo elaborado por Ruiz está, para una segunda fase posterior a las elecciones, el envío a todas las parroquias de una carpeta con los nombres de las personas que viven en sus alrededores. En posesión de una copia del padrón electoral, Ruiz nutrirá la carpeta con los empadronados debidamente clasificados. «Ahí hay una información valiosísima que siempre ha estado disponible para los políticos y no para nosotros. Gracias a Dios lo hemos conseguido».
De ahora en adelante, los párrocos sabrán «quienes están en su territorio y cuáles son las ovejas que hay que pastorear: su cédula, su fotografía, su fecha de cumpleaños»; es decir, datos personales que hasta prueba en contrario están protegidos por las leyes, podrán ser usados para la persuasión «pastoral».
«Ahora», –dice Ruiz casi al final del mensaje de voz– «oren para que, en esta vigilia de Pentecostés y el día mismo de Pentecostés, que son las elecciones, la gente vaya a votar y seleccione lo mejor de cada partido, que no se case con un solo partido, sino que escoja lo mejor de cada una de esas boletas».
La lista de los prosélitos
A Ruiz le parece que la mejor opción de los católicos para senador del Distrito Nacional es Omar Fernández, de la Fuerza del Pueblo. Su foto en solitario encabeza la galería de los ungidos.
De Fernández es conocida su oposición a las tres causales y sus coincidencias con el rechazo del catolicismo a los derechos de las minorías sexuales. El pañuelo azul, distintivo de los provida, estuvo siempre atado al micrófono de su curul de diputado durante las discusiones del Código Penal, pero también después, como recordatorio de cómo piensa sobre una cuestión crucial que ha dividido a la opinión pública desde mucho antes del proceso de reforma constitucional de 2010.
El pasado 23 de abril, en el debate entre candidatos a senador por el Distrito Nacional organizado por ANJE, hizo una excepción, no como cuestión que deba ser establecida de manera taxativa, sino por interpretación del Art. 42 de la Constitución y el estado de necesidad. Si después haber hecho hasta lo imposible para «salvar las dos vidas», el médico salva la de la madre, queda exento de responsabilidad penal. Las otras dos, violación o incesto e inviabilidad fetal, siguen siendo para él una violación del derecho a la vida y, por tanto, un crimen.
Posiblemente porque se ha dado cuenta de la importancia política y social del tema, en ese mismo debate Guillermo Moreno pareció disentir de Fernández y del resto de los contendientes por la senaduría capitaleña. Afirmó entonces que las tres causales –porque de eso iba la pregunta– debían ser objeto de una ley especial. En el fondo, no discrepaba de Fernández y tampoco descubría la pólvora. La pretendida ley especial como sustituta de la despenalización de las causales en el Código Penal, ha sido barajada incontables veces por legisladores que han querido nadar y guardar la ropa.
En la circunscripción 1, los candidatos a diputado favorecidos en el informe de Ruiz son Liz Adriana Mieses Díaz y Vicente Arturo Sánchez, del Partido Revolucionario Moderno; Prinkaya Orisa Rodríguez, Misael Rafael Guzmán Rodríguez, Rosa Margarita Feliciano y Tomás Alberto Hungría Cucurullo, por el Partido Reformista Social Cristiano.
En la circunscripción 2, José de Jesús Martínez y María Cleofila Sánchez Lora, del Partido de la Liberación Dominicana; Rafael Aníbal Díaz Rodríguez y Maribel Altagracia Almánzar de Ogando, del Partido Revolucionario Moderno; y Rafael Crespo Pérez, de la Fuerza del Pueblo, son los postulados considerados aliados en el informe.
En la circunscripción 3 los provida parecen escasear: solo se nombra a Yuderka Ivelisse de la Rosa Guerrero, de la Fuerza del Pueblo.
A los pies de la Virgen
El próximo 11 de mayo, ocho días exactos antes de las elecciones, los trece aspirantes al Congreso exaltados por Ruiz por sus posiciones provida, harán el compromiso público, a los pies de la Virgen, de convertirse en guerreros de la batalla por hacer prevalecer en el Congreso la visión del mundo y la sociedad de la jerarquía católica.En su Artículo 76, la Constitución señala de manera inequívoca que «El Poder Legislativo se ejerce en nombre del pueblo (…)». Aunque cada vez más laxo y difuso en la jerga política, el concepto de «pueblo» continúa remitiendo a la totalidad de quienes conforman la nación dominicana.
La Constitución no prevé la rescisión del contrato entre el elegido y el pueblo que en él delega su representación para favorecer a grupos particulares.El acto que escenificarán los aspirantes a senador y a diputado anunciado por Ruiz tiene antecedentes. El 10 de junio de 2020, Pedro Catrain Bonilla, entonces aspirante a la senaduría de Samaná por el PRM, firmó un compromiso escrito con las iglesias evangélicas de esa provincia a cambio de sus votos.
Antiguo militante de izquierda, miembro desde 2011 de grupos periféricos al PRD todavía indiviso, Catrain se comprometió «ante Dios y todas las iglesias evangélicas y católica, que a partir del 16 de agosto 2020, cuando sea el próximo senador representando a la provincia de Samaná, de no levantar mis manos (sic) a favor de ningún proyecto que atente la (sic) modificación de nuestra Constitución promulgada el 26 de enero 2010, en contra de la palabra de Dios, los valores y la familia, para favorecer al grupo denominado LGBT, en relación al matrimonio del mismo sexo y a favor del aborto». Hasta entonces, había sido un defensor de las tres causales y del matrimonio igualitario. En el 2015 fue elegido padrino electo del desfile del Orgullo, la manifestación anual de los colectivos LGTB para reivindicar su visibilidad y sus derechos.
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