Si de campañas sucias o negativas se escribirá una nueva página del quehacer político-electoral de República Dominicana, sobre todo por el proceso que se avecina, su título comenzará por mencionar a la provincia Hermanas Mirabal.
Y es que, así como en dicha provincia existen buenas campañas, y que han sido acompañadas de una buena estrategia de comunicación y positiva, también se han puesto en marcha, actualmente, un sin número de campañas negativas y sucias, recursos que, pudieran parecer lo mismo, pero que no lo son.
Decía Adriano Miguel Tejada que, “…la campaña sucia no es más que la invención de los errores y defectos del adversario de quien la ha puesto en marcha durante un proceso electoral y su diferenciación con la negativa se basa en principios éticos y morales”.
Y esto, nada más cercano a la realidad, porque como bien decía Adriano, la campaña sucia, si bien es cierto que comparte propósito con la campaña negativa, se diferencia por un asunto ético: la campaña sucia se “inventa” los errores y defectos del contrario, y en esa virtud, distorsiona la realidad y, por ende, engaña al elector, en fin, el que la organiza sabe que está faltando a la verdad.
Recientemente, como recurso de campaña, en todo el territorio de Hermanas Mirabal se han puesto en marcha campañas falsas y sucias en torno a figuras que aspiran en el actual proceso interno del Partido Revolucionario Moderno.
La campaña sucia, ha sido despiadada, y se ha puesto en marcha sin pensar si quiera si la misma pudiera afectar, no solo a la figura política a la que va dirigida, sino también su familia y, por si fuera poco, no se ha medido tampoco el nivel de impacto negativo que esta pudiera causar a la figura del actual mandatario y líder del Partido Revolucionario Moderno, Luis Rodolfo Abinader Corona, quien estaría, por lo que se vislumbra en corto plazo, buscando la reelección presidencial.
De todo ha sido dicho y sobre figuras se han tejido las más viles y perversas teorías de supuestos actos dolosos que, por la forma en como han sido presentados, es más que evidente que los mismos responden a campañas sucias y erróneas estrategias que son el producto de la desesperación de grupos que no han sido capaces de asimilar y responder a la caída estrepitosa que sufren en su posicionamiento político-electoral en la actualidad.
¿Qué otros elementos habrán desatado esa ola de campañas sucias nacidas en las entrañas de Salcedo? ¿Merecemos votar en las urnas a figuras políticas que, a simple vista muestran que serían capaces de destruirlo todo a su paso, tan solo por saciar su sed de poder? ¡Estas son algunas preguntas, a las que, antes de ir a las urnas, habrá que dar respuestas concretas y que, como pueblo, deberíamos escribir juntos!
Reflexionemos pues al respecto. Y a ustedes, los que han incurrido en este error, recuerden que, si la marca de verdad es buena, la campaña también lo puede ser; y que nunca es tarde para cambiar de estrategia.
Por: Amaury Reyna
Comunicador y consultor en marketing e imagen