El duelo se repite. Francia vota este domingo entre el «mal menor» o un giro radical a la derecha. Casi 49 millones de franceses están llamados a las urnas en esta segunda vuelta de las elecciones presidenciales entre el candidato a la reelección, el actual presidente Emmanuel Macron, y la ultraderechista Marine Le Pen.
La primera vuelta acabó con Macron en primera posición con casi el 28% de los votos y Le Pen a solo cuatro puntos.
Unas elecciones que se vigilan muy de cerca desde la Unión Europea. La deriva de Francia es clave en plena guerra rusa en Ucrania. No solo es una de las mayores economías del mundo, también es la única nación de la Unión Europea con armamento nuclear y ha desempeñado un papel clave en los esfuerzos diplomáticos para frenar la ofensiva.
El apoyo de Le Pen en el electorado francés ha crecido durante esta campaña hasta su nivel más alto y su rival centrista ha explotado el miedo a una victoria de la ultraderecha para movilizar a los votantes.
Macron, desgastado por cinco años de presidencia marcada por las protestas de los «chalecos amarillos», la pandemia y la guerra de Ucrania, aparece como ganador en las encuestas aunque con un resultado mucho más ajustado que el que le dio la victoria hace cinco años doblando en sufragios a su rival Le Pen.