Río San Juan.- El conflicto por la paralización de los trabajos de remodelación de la estación de combustibles Texaco en la entrada del pueblo pica y se extiende.
Y es que luego de que el Cuerpo Especializado de Control de Combustible (CECCOM) paralizada los trabajos el martes, el empresario Samuel García presentó todos los documentos que autorizan su realización y logró que las autoridades de Industria y Comercio permitieran su continuación, pero solo por varias horas, pues pocos después de su reinicio fue paralizada de nuevo, esta vez por las autoridades de Medio Ambiente.
¿La razón?, igual que el día anterior, ninguna, según explicó en rueda de prensa García, quien despotricó contra algunas autoridades locales a quienes acusa de ser envidiosos, ingratos y egoístas.
Mostró a la prensa todos los documentos que dice avalan los permisos de renovación de la estación de combustibles mas vieja en el municipio, la cual dijo fue instalada en el 1974.
García, quien es arrendatario del negocio, presentó también a la propietaria del local, la ciudadana británica Ivonne Sheila Valan, y denunció que varias personas han tratado de estafarla falseando documentos para mostrarse como propietarios del negocio, por lo que pidió a la Procuraduría General y a la embajada de su país tomar cartas en el asunto, ya que según dijo, hay una mafia en Nagua y Cabrera que esta falsificando títulos para despojar sus propiedades a los verdaderos dueños.
Indignado, García denunció que hay intereses políticos en el conflicto, ya que según dijo, hay una autoridad del pueblo, la cual prometió identificar en su debido momento, que debe favores políticos a ciertos empresarios y hoy no encuentra como pagarlos.
García es el mismo empresario que en meses pasados denunció que tras el y otro pasar todos los estándares de calidad a los fueron que sometidos para convertirse en suplidores del almuerzo escolar, fueron sorprendidos por el INABIE, escogiendo personas que desde un principio fueron rechazadas por no estar capacitados para suplir las escuela, pero que fueron usadas como testaferros por autoridades del pueblo.
Por Rubén Santos