En República Dominicana a lo largo de los años hemos visto como motoristas y pasoleros levantan sus motocicletas en una sola goma, mientras corren por nuestras calles, todo eso sin que haya una autoridad que los fiscalice, y peor aún, sin que nadie fiscalice mientras estos desaprensivos van por la vía poniendo en riesgo sus vidas y la de muchos de nosotros que, por desgracia, transitamos las mismas calles.
¿Desconocerán las autoridades las identidades de las y los jóvenes que se dedican a esto tan solo por sentir la adrenalina que dicen estos sentir al incurrir en esta práctica? ¡Lo dudo!
Desde la recta de El Pozo, hasta la recta de Matancitas, en la provincia María Trinidad Sánchez, tierra de dónde vengo, es un hobbie para muchos jóvenes la práctica de “Calibrar” y echar las famosas “Gabelas”, tanto así que desde pequeña he visto personas accidentarse y que incluso, han perdido la vida producto de estas prácticas cotidianas.
El dolor por la pérdida de dos otros cabezas duras que no se tomaban en serio los consejos que les di y que su vida perdieron me llevaron a reflexionar mucho durante un buen tiempo sobre el por qué dedicarse a esto y les confieso que, aun después de muchos años y aguas pasadas, sigo sin entender o encontrar cuál es la gracia o la adrenalina que puede producir “calibrar” ya que incluso hasta mujeres he visto en esta práctica, sin embargo suena muy chulo y muy bonito todo esto, pero ¿Y qué pasa cuando se accidenta uno de nuestros jóvenes producto de esta práctica, o cuando muere o en el peor de los casos cuando producto de esta “fascinante” actividad, muere un tercero, una persona que solo transitaba en las calles? Y qué decir de los juicios por accidentes de tránsito que a diario vemos en nuestro país, que, si hablamos de estadísticas, Republica Dominicana es el segundo país en el mundo con más muertes por accidente de tránsito en proporción a la población; bastaría con visitar nuestros juzgados de paz o tribunales de tránsito para constatar que todo lo que decimos es tan cierto que hasta miedo y estupor causa.
La mayoría de choques de tránsito involucran y afectan a hombres que oscilan entra las edades de 15 a 30 años, dejando así secuelas severas y muchas veces incapacitados a sus involucrados según estudios realizados en nuestro país.
Este tema es alarmante desde el punto de vista que usted quiera mirarlo, ya que en él participan múltiples actores, en razón de que si bien es cierto cuando uno de nuestros jóvenes pierde la vida a causa de “calibrar” existe una familia, unos padres que les duele su perdida, que gastan lo que no tienen para salvar muchas veces la vida de sus hijos, que decir de las secuelas de depresión por las que estos sufren producto de dicho accidente; y que decir de ese tercero que muchas veces afectan producto de dicha calibradera. Siempre he dicho que cada persona es dueña de su propio destino, muchas veces nosotros mismos nos buscamos los problemas, y yo me pregunto ¿Qué necesidad hay de que yo tenga que poner en riesgo mi vida y la de los demás?
Nosotros mismos debemos tomar conciencia, el casco protector es para usarlo en la cabeza no en la mano, las motocicletas son para transitar en dos gomas y no en una, es tiempo de entender que no podemos seguir fomentando estas malas prácticas en nuestros jóvenes, que en el seno de la familia tiene que ser transmitido el mensaje de la importancia de respetar la vida propia y la de los demás, elevar niveles de conciencia respecto a la responsabilidad que implica conducir un vehículo de cualquier tipo.
La sociedad civil, juntas de vecino, el Intrant, la Digesett, Policia Nacional, Ayuntamientos (con la Policía Municipal), todos en conjunto, deben de reunirse en mesas de trabajos para tratar de llegar a un acuerdo que permita parar de una vez y por toda esta mala práctica que está acabando con nuestros jóvenes y bañando se sangre nuestras calles.
Yiraldy Hernández
Director, naguero.com