Mientras los que gobiernan continúen construyendo planes de seguridad ciudadana al margen de la realidad de quienes viven en el país y de los que ya han sido víctima de la inseguridad, nada va a cambiar, sobre todo porque las respuestas que han existido hasta el momento, no sólo no han sido construidas por el colectivo, sino también porque las mismas, carecen de respuestas a los problemas fundamentales que la generan.
A junio de este 2021, son tres los presidentes que han ocupado la silla presidencial y habitado el Palacio Nacional, todos con un común denominador, y es que, al ejercer el poder, han tratado de aplicar su librito respecto al tema de la seguridad ciudadana en República Dominicana, sin que esto se reflejara o impactara positivamente en la población.
Recientemente, el gobierno del presidente Luis Abinader, socializó y puso en marcha un nuevo plan de seguridad ciudadana que, según organismos rectores y que a su cargo tienen la responsabilidad de implementarlo, combatirá con mayor eficacia la delincuencia y factores que generan la inseguridad en el país.
Al hacer anuncio de su nuevo plan, Abinader explicó que la primera fase de la Estrategia Integral de Seguridad Ciudadana de su gobierno, incluiría retirar de las calles las armas ilegales, enfrentar la violencia intrafamiliar y de género, reducir las muertes por accidentes de tránsito y prevenir los delitos cometidos mediante el uso de motocicletas.
Y es que, de nuevo, nada tienen estas ideas, pues las mismas han sido parte de los antiguos planes de seguridad que los expresidentes Danilo Medina y Leonel Fernández han querido poner en marcha, sin éxito alguno.
Planes de seguridad democrática van y vienen y la delincuencia ha seguido ganando terreno en nuestro país, al punto de que, los buenos, hemos tenido que armarnos como si a la guerra fuéramos para proteger nuestra vida, la de los nuestros y hasta convertirnos en seguridad privada de los pocos bienes materiales que tenemos.
¿Desarme de la población? ¡Que bueno! Lo que cabría es preguntarnos cómo se va a lograr, puesto que, a simple vista, lo que pareciera es que, el gobierno de Luis, anda buscando desarmar a dominicanos y dominicanas de bien, que tuvieron que buscar con qué y cómo protegerse de esos que se han robado o están al asecho, no solo de nuestras pertenencias, sino también de la paz propia y de nuestras familias.
El gobierno dominicano debe entender que el principal problema que tenemos como nación no es que estemos armados todos, los buenos y los malos, sino que este gobierno, ni ninguno de los que han pasado por el palacio nacional, han tenido la más mínima idea de quienes son los que tienen las armadas que pretenden recuperar.
Ante esa realidad, pretender desarmar a los que no delinquen termina por convertirse en un absurdo, puesto que, serian estos los únicos que estarían quizás en la disposición y capacidad para entregar lo único que mínimamente pudiera darles lo que el propio Estado no les garantiza, su seguridad.
¿Desarme así por así? ¡No funcionara, hasta tanto ustedes, como gobierno, nos garanticen, a los hombres y mujeres de bien, a esos que nos armamos porque ustedes nos desprotegieron, un mínimo de seguridad en nuestras casas y en las calles!
El gobierno debe reflexionar, porque de lo que se trata actualmente no es de tratar de recuperar lo que no saben dónde está, sino de generar políticas públicas que den respuestas concretas a los factores que generan la violencia y la inseguridad que se vive en nuestra calles, todo esto, acompañado de un amplio plan que busque convertir a la Policía Nacional en un organismo de prevención en el ejercicio de los derechos a los ciudadanos, devolviéndole así la confianza que las y los dominicanos hemos perdido del cuerpo del orden.
Quizás, si el gobierno entendiera y valorara otros métodos que nos permitieran construir planes integrales y participativos de seguridad ciudadana y de convivencia, estaríamos junto a la gente, generando mejores respuestas y atendiendo factores que generan la inseguridad y resolviendo riesgos y amenazas, concretas o previsibles que lesionen los derechos y libertades de las personas en un espacio determinado.
¿Insistirán con el desarme? ¡Muy bien! Desarmen al delincuente primero, que el serio llegará solo a entregar lo que no necesitará luego para protegerse.
Por: Amaury Reyna Liberato. Comunicador y Político, reside en la ciudad de Nagua