La lucha política no es más que una guerra en un escenario diferente, no hay combates militares, aunque sí una confrontación basada en una cruda y bestial lucha de intereses. Por eso es que afirmo que la política es una guerra utilizando otros medios que no implican equipos militares.
Esa es la realidad y lo que motiva a que se utilicen todo tipo de recursos para derrotar al adversario, ya que lo que en definitiva está en juego es el PODER. Por eso Maquiavelo decía que el fin justifica los medios y otros definen la política como el arte de la conveniencia. De mi parte siempre me he inclinado por ver la política como una ciencia, que amerita mucho estudio, experiencia y capacidad para crear tácticas y estrategias adecuadas a las circunstancias.
Es entendible que en estos procesos electorales cada partido actúe acorde a desarrollar sus planes para obtener la victoria, eso es normal y no se puede criticar, por eso una de las acciones que se han puesto en práctica es la de las juramentaciones de dirigentes y militantes, lo cual crea percepciones favorables en el ánimo de los electores.
Esto ha ido en aumento en todo el País, por lo que cada día vemos como se produce un cruce de miembros de un partido a otro, lo cual se ha convertido en algo rutinario. En la medida que la política se hace más clientelar, estas actitudes van en aumento, algunos lo hacen convencidos que están haciendo lo correcto y otros simplemente lo hacen buscando cuestiones materiales del momento u compromisos para un futuro gobierno.
Hasta ahí creo todo es entendible y eso no puedo provocar reacciones agresivas ni violentas, porque en definitiva todos lo hacen y lo cual ya se ha convertido en parte de nuestro folklore político. En ocasiones también ocurre que miembros de un partido utilizan ese mecanismo para llamar la atención de su organización porque entienden no le han dado lo que se merece.
En este ambiente clientelar se da de todo, incluyendo la utilización del chantaje, la extorsión, lo de colocarse con mayor valor en el mercado electoral y la utilización del mecanismo de hacerse el disgustado. Todo el que tiene experiencia en procesos electorales sabe que eso es natural, ya que cada quien al final piensa en sus propios intereses personales y busca la manera de que eso se haga realidad.
También hay que reconocer que un sector muy amplio del electorado que sencillamente emite su voto por el candidato de su simpatía o por quien considera hará un mejor gobierno en beneficio del País. Estos no son militantes activos, aunque en muchas situaciones son quienes definen los procesos electorales.
Ante este panorama que se está dando y que cada día seguirá en aumento, es importante tener al mayor grado de comprensión para evitar llevar la política a lo personal. Hay que tener la visión de que vivimos en una Nación democrática, donde cada quien está en libertad de tomar la decisión que entienda más correcta.
Debemos ser respetuosos de la decisión que cada quien tome en estas elecciones, ya que es un derecho ciudadano la capacidad para elegir a que candidato apoyar. Por eso no podemos descalificar a nadie, insultarlo, llamarlo con los peores calificativos, tratar de humillarlo y hasta llegar a un alto nivel de presión y hasta amenazas.
Esto lo hacen todos los partidos por lo que no puede ser bueno cuando lo hace uno y muy malo cuando lo hace otro, ya que eso simplemente es intolerancia y doble moral. Cuando alguien da el paso de pasar de un candidato a otro, es inevitable que sentirá presión por un tiempo, inclusive que pueda ceder a la presión y regresar a su vieja casa. Eso es aceptable porque el ser humano tiene sus fortalezas y debilidades.
Lo que no comparto es usar esto del clientelismo para buscar cotización en el mercado electoral y luego crear historias para lograr una mejor colocación en la organización que militan. Pero en este mundo político vemos a diario tantas cosas, que ya nada nos sorprende, los límites de la moralidad ha sido pulverizado por la ambición y la falta de dignidad y valores familiares.
Lo he dicho decenas de veces y lo seguiré repitiendo hasta el último día de las elecciones. No podemos llevar lo político a lo personal, debemos de permitir la existencia de ese espacio para la reconciliación, que inevitablemente llegará después de pasado el proceso, sin importar quien haya salido ganador.
El País al pasar las elecciones como todo el mundo caerá en un proceso de recesión económica, viviremos un periodo de años para recuperarnos y volver a ser una Nación con el crecimiento económico de los últimos años. Nos esperan tiempos difíciles, aún peores que lo que estamos viviendo por el covid ya que seremos arropados por la secuela de ese virus que ha puesto al mundo de rodillas.
De corazón les pido a todos que mantengamos el nivel del debate, respetando la decisión de los demás, evitando caer en acusaciones y ataques personales, porque en definitiva de eso nada bueno sacaremos. Todo lo contrario eso sólo nos traerá enemistad y distanciamiento con personas que en el fondo estimamos, queremos y sentimos afectos por años de amistad.
Vamos a separar una cosa de la otra, evitando crear heridas que luego sean difíciles de cicatrizar, eso se los digo desde el alma. Que cada quien haga su trabajo para ganar, pero para eso usted no necesita agredir en términos personales a nadie, porque al final quizás esa persona que usted agrede, puede ser alguien que en el futuro la tienda una mano amiga.
Finalmente si alguien se ha sentido ofendido por algo que haya dicho o hecho, con humildad le pido excusa. A veces las pasiones provocan reacciones que no son la expresión real del sentir del ser humano, por lo que lo más recomendable es siempre meditar y reflexionar antes de decir cosas por un momento de ira, que luego provoca arrepentimientos. Es mejor tomarse unos minutos, horas o dias, antes de tomar una decisión, para luego no sentir sentimientos de culpa por hacer algo que no estaba acorde a nuestros principios y valores.
OJALÁ APRENDAMOS A SEPARAR LA POLÍTICA DE LO PARTICULAR .
LA POLÍTICA ES UNA CIENCIA NADA PERSONAL
Por: Luis Estrella