Tras escuchar una promesa de campaña concerniente en una vía tipo circunvalación para nuestra ciudad, me he motivado a abordar la pertinencia este proyecto y su impacto en el desarrollo urbano y económico de nuestro territorio. Por definición, una circunvalación es una autopista, carretera o vía que circula alrededor o dentro de una ciudad cuya utilidad es evitar que los vehículos que no lo necesiten entren al centro urbano, trasladarse de un lugar a otro en grandes metrópolis o ayudar a controlar la expansión urbana.
En ese sentido es preciso preguntarse si nuestros problemas de tránsito, de crecimiento urbano y de movilidad son tan graves que no tienen solución mediana y tenemos que acudir a la solicitud de una obra costosísima y de alto impacto urbano y económico como lo es una circunvalación. Personalmente creo que en el momento que vive Nagua construir una circunvalación sería un error. Cuchillo para nuestra garganta.
Nuestros problemas de tránsito son provocados por una ineficiente distribución del flujo vehicular, por la concentración de la oferta de bienes y servicios en un espacio muy reducido, por la proliferación de edificios comerciales sin parqueos, por falta de normativas, de autoridad, de educación vial y de compromiso ciudadano.
En una ciudad de recorridos cortos donde la mayor distancia entre dos puntos nunca pasará de siete kilómetros dentro del casco urbano el desplazamiento no debería ser un problema, bastaría con garantizar aceras cómodas, libres, seguras y trabajar la movilidad inclusiva. Aunque hoy sea difícil de visualizar, nuestra ciudad tiene las condiciones para ser 100% caminable.
En cuanto a la expansión urbana nuestro problema no es que la ciudad esté creciendo sino como está creciendo. El 70% del crecimiento de la ciudad en los últimos quince años se ha dado a lo largo de la ribera del río Nagua en terrenos no aptos para asentamientos humanos y muchas veces en áreas de interés ecológico y científico (caso La Islita). Eso no se resuelve con una circunvalación.
En el momento actual una circunvalación no aportaría prácticamente nada a la solución de los problemas de la ciudad, de hecho, no es arriesgado asegurar que su construcción daría paso a un crecimiento urbano descontrolado y caótico en su zona de impacto que las autoridades no están en capacidad de administrar ni de contener.
En otro sentido, la construcción de una circunvalación en este momento restaría dinamismo económico a una ciudad cuyo principal potencial es su capacidad de concentrar una gran oferta de bienes y servicios para su entorno regional y a través de este intercambio generar oportunidades de desarrollo para su gente.
En tiempos de campaña se escucha de todo. Para no confundirnos y evitar que propuestas bienintencionadas pero extemporáneas prosperen es necesario que nos organicemos como sociedad y definamos nuestras prioridades en el tiempo. Desde mi punto de vista, en Nagua podríamos estar hablando de circunvalación en unos diez o quince años cuando el proceso de dinamismo económico que vive la ciudad esté consolidado y su construcción no represente una amenaza en términos urbanos y económicos.
En vez de crear situaciones que no existen es preferible que las autoridades se concentren en los problemas urgentes que afectan el desarrollo del municipio y el bienestar de la gente los cuales están latentes, vigentes, a la vista de todos y cuyas soluciones están a su alcance. Hacia su solución deben ir encaminados todos los esfuerzos, en resolverlos está el verdadero compromiso y la garantía de un buen legado.
Por: Arq. Geraldo Fernández