Comúnmente escucho decir: «Cumple el propósito de Dios para tu vida».
La mayoría de personas no saben cuál es su propósito; otros que lo conocen pero no saben cómo cumplirlo; otros que lo conocen y saben cómo cumplirlo pero se dan cuenta que no es tan fácil como decir «Voy allí, vengo ahora».
Normalmente la gente cree que el propósito de Dios para su vida es ejercer un ministerio (aunque eso puede ser parte del propósito). Esto provoca que algunos que no pueden, no logran o no han sido llamados para ejercer un ministerio se sientan fracasados o infructiferos.
Sin embargo, el Apóstol Pedro dice que todos somos útiles en la multiforme gracia de Dios (Ver 1 P.4:10). Para entender esto es necesario tener identidad en Dios y entender que su propósito para cada uno es individual y único.
Que nadie tiene que ser como otro ni hacer lo que hace otro, que cada uno debe hacer aquello para lo cual siente que ha sido llamado y debe luchar por aquello que siente que le pertenece. Eso es cumplir el propósito de Dios para tu vida.
¿Cuándo vas a cumplir con el propósito de Dios para tu vida?
Cuando digas como el Apóstol Pablo en 2 Timoteo 4:6-7-NVI: «Yo, por mi parte, ya estoy a punto de ser ofrecido como un sacrificio, y el tiempo de mi partida ha llegado. He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, me he mantenido en la fe».
Cuando sientas lo que dice Lucas 17:10-NVI: «Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les ha mandado, deben decir: “Somos siervos inútiles; no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber”.
Cumplir con el propósito de Dios es gastarse para Él hasta el último respiro…
Clara Esther Garcia