Nuestra esencia y razón de ser, es SER ADORADORES. Independientemente de todo lo que podamos hacer para Dios, lo más importante es NUESTRO SER (lo que somos).
Nuestra misión más grande en la vida es CIUDAR NUESTRO SER. Es mantenernos íntegros y santos para Dios.
- Hebreos 12:14-NTV: “Esfuércense por vivir en paz con todos y procuren llevar una vida santa, porque los que no son santos no verán al Señor”.
Nuestra vida se resume aquí. Espiritualidad es como una columna que nos sostiene. Todo lo que hacemos debe estar fundamentado en el principio del amor. El Apóstol Pablo dice que todo lo que hacemos sin amor es vano y no sirve.
Todo evangelismo, toda enseñanza, todo servicio o ministerio debe tener una base espiritual.
Y es que solo hay dos tipos de cristianos: espiritual o carnal. Gálatas 5:16-25 plantea en forma de contraste o contraposición, las obras de la carne y el fruto del Espíritu. Estamos de un lado o estamos del otro.
La espiritualidad nos conecta con Dios, la carnalidad nos aleja de Dios. Si estamos conectados a Dios vivimos, si nos alejamos de Dios morimos. Por eso:
- Nuestra salud espiritual depende de estar conectados a Cristo. Él es la Vid, nosotros las ramas; Él es el árbol, nosotros los frutos. Con Él podemos todo, sin Él nada podemos hacer.
Así que no importa los buenos ministros que seamos, si descuidamos nuestra espiritualidad, si descuidamos nuestra relación con Dios, podremos estar ministrando y operando en los dones mas no en el fruto del Espíritu.
Y al final de todo no seremos identificados por nuestros dones sino por el fruto. Entonces espiritualidad es lo que nos mantiene conectados a Dios y mantenernos conectados a Dios es lo que produce en nosotros el fruto del Espíritu.
De manera que, intimidad con Dios produce integridad, integridad produce gracia y la gracia trae consigo todas las cosas.
- Salmos 84:11: “Porque sol y escudo es Jehová Dios; gracia y gloria dará Jehová. No quitará el bien a los que andan en integrad”.
Es Por Su Gracia, por: Clara Esther García