Se cuenta la historia de un niño que un día se fue a bañar en un peligroso lago. La madre salió a buscarlo y lo encontró metido en el lago. De lejos le vociferaba que saliera del lago porque había un cocodrilo.
Un momento después el cocodrilo le tomó un pie al niño y empezó a halarlo. La madre entró al lago para rescatarlo y lo tomó por los brazos, ella lo halaba por los brazos y el cocodrilo por los pies. La madre empleó tanta fuerza sobre el niño que sus uñas se clavaron en la piel del niño y lo hirió. Ella logró rescatar a su hijo pero él estaba herido en los pies por los dientes del cocodrilo y en los brazos por las uñas de la madre.
En poco tiempo se esparció la noticia de lo que había sucedido. Llegaron periodistas y curiosos a fotografiar el niño y a indagar sobre el hecho. Un periodista intentó tomarle fotos en los pies pero el niño lo detuvo y le dijo:
“No le tome foto a mis pies porque esas son heridas del cocodrilo que quería matarme, tómele foto a mis brazos porque estas son las heridas que me salvaron”.
Enseñanzas:
- Hay procesos duros, difíciles, dolorosos, que nos hieren y nos dejan marcados. Pero cuando miramos las marcas de ese proceso podemos decir: “Son las heridas que me salvaron, son marcas de amor”.
“De aquí en adelante nadie me cause molestias; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús” (Gálatas 6:17).
- Cristo fue herido para salvarnos. Cuando miramos sus heridas podemos decir “Son las heridas que me salvaron, son marcas de amor”.
“Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.” (Isaías 53:5)
Clara Esther García.
Es Por Su Gracia.-