Si no estás dispuesto a ser renovado, estás expuesto a quedar obsoleto y próximo a desaparecer.
Hablar de cambio en las iglesias evangélicas es un tema delicado. Por un lado tenemos los cuidadosos del fundamento (Palabra) y por otro lado los cuidadosos de la estructura (mandamientos humanos, reglas eclesiásticas, tradiciones, etc.). Tenemos los que cuidan por los principios espirituales y los que sólo se preocupan por la forma y la apariencia.
Ciertamente debemos mantener intacto el fundamento bíblico, nadie puede poner otro, nadie puede predicar otro evangelio (1 Co.3:11; Gal.1:6-9). Los apóstoles pusieron el fundamento y nosotros edificamos sobre él, por lo cual debemos verificar cómo estamos edificando.
«Por la gracia que Dios me dio, yo eché los cimientos como un experto en construcción. Ahora otros edifican encima; pero cualquiera que edifique sobre este fundamento tiene que tener mucho cuidado». (1 Co.3:10-NVT)
La iglesia a nivel global ha entrado en un tiempo de profundidad en las escrituras, se ha despertado una gran sed por el conocimiento bíblico. Dicho esto, debemos estar dispuestos a renovar la estructura (forma) si es necesario aunque no de manera brusca. Estemos siempre expectantes a lo nuevo que Dios hará.
Dios no cambia, no se renueva, no envejece, no se cansa ni se fatiga, Él es simplemente Eterno. Pero Él se manifiesta de muchas maneras, su gracia es multiforme, Él es un Dios vivo e infinito, el Ein Sof (sin límites), no podemos encasillarlo sólo a lo que hemos recibido. Si crees que ya lo sabes todo, si crees que Dios y la Biblia es sólo lo que te han enseñado, entonces tienes un dios limitado y una Biblia agotada.
De manera que lo primero que debemos renovar es nuestra mente y luego nuestra actitud (Ef.4:23-NTV).
Por eso de aquí en adelante los que van a seguir transmitiendo la enseñanza bíblica son aquellos que se renuevan cada día, los que no se conforman y siguen escudriñando, los que reconocen sus errores y no lo siguen reteniendo, los que se despojan de su título ministerial y se sientan a ser enseñados de nuevo, los flexibles al cambio y cuidadosos del fundamento, los que no juzgan lo desconocido sino que investigan, los que no cierran las puertas a la restauración de todas las cosas. Los que hacen lo contrario, están a punto de desaparecer.
Así que, la renovación es necesaria. Si no te renuevas, quedarás obsoleto; si quedas obsoleto, pronto desaparecerás. (Ver Hebreos 8:13-NTV)
#Cegs
#EsPorSuGracia
Por: Clara Esther García