Iniciamos el mes de la no violencia para la mujer dándole la mas triste bienvenida con la noticia de dos muertes por asesinato en menos de 24 horas.
Autoridades preocupadas, la sociedad civil conmocionada y usando sus redes como plataforma para expresar la inquietud, más charlas y capacitaciones, sin embargo, las muertes y la violencia no cesa, lo que provoca pensar que se deben cambiar las reglas del juego y analizar otros puntos que al ser atacados harán diferencia entre la vida y la muerte.
Hicimos una investigación, ella arrojó que la gran mayoría de denuncias hechas por víctimas son retiradas por las mismas que en el peor de los casos vuelven a ser agredidas por sus victimarios quienes en el peor de los casos termina con su vida. Lo que indica que los casos de violencia deben ser tratados de manera pública, no privada, dada la gravedad del asunto.
Según estudios psicológicos realizados la gran mayoría de personas violentas han tenido un patrón violento ya sea con educación social o formación dentro de la familia. Un resultado que literalmente es similar a la mayoría de los individuos que son víctimas de crímenes o violencia; que son personas permisivas, inseguras, muchas veces temerosas, lo que indica que dentro de los hogares y escuelas necesitamos desaprender las conductas violentas, machistas e irrespetuosas del ayer y el hoy para construir un futuro sin violencia.
Cabe destacar que el debido seguimiento y tratamiento en estos casos no garantizan ni mejoramiento ni solución; en vista, de que si hablamos de que un individuo tiene problemas conductuales debe recibir tratamiento especial hasta tanto las conductas cambien y el profesional determine que el problema conductual ha mejorado. Sumémosle a eso la prisión preventiva como sanción por la violación a los derechos de otro individuo, es el castigo que le da ley establece. Pero, cuando termina la pena ¿Qué garantiza que esa persona no va a reincidir en el delito? ¿Esta preparado o no tomará represarías contra la víctima o seguirá afectando el orden social?
El nuevo código procesal penal establece nuevas medidas para proteger las mujeres de la violencia. Apoyamos cada proyecto en favor social por eso nos atrevemos a dar ideas que pueden aperturar soluciones con criterio más igualitario, equitativo y garantista para fortalecer la familia como núcleo social. Las leyes que tenemos tienen un buen matiz, por tanto, la solución no está en crear más, sino en procurar que exista una estructura fuerte para su correcta aplicación.
Desarrollemos nuevas estrategias bajo tres puntos;
1- Los niños crezcan sin patrones violentos para que exista en las próximas décadas el menor número de adultos criminales;
2- Dar seguimiento continuo a las familias con deficiencias para no llegar al crimen tratando de reformar la conducta y lograr el bien social;
3-Sanciones justas que marquen un referente social para quienes violen las reglas establecidas.
Aprendamos a desaprender. Tal vez, cambiar de estrategia sea lo que provoque mejores resultados.
Jasmiley Ortiz