Los Millennials se conocen como los jóvenes nacidos a finales de los años 80, que se hicieron adultos a la entrada del siglo XXI. El término se popularizó y se comenzó a acuñar en la esfera de la comunicación para los años 90, ya que muchos periodistas hablaban de un pensamiento Millennials, y definieron así, la generación de adolescentes que ya tenían acceso a la tecnología.
En las últimas elecciones presidenciales, congresuales y municipales del 2016 el voto joven fue de gran incidencia, pese a la falta de oportunidades que todavía afecta a este segmento de la población. Hasta el momento esto no ha sido una limitante, estos siguen acudiendo a las urnas cada cuatro años y los pronósticos indican que el número seguirá aumentando.
Estos jóvenes a los cuales hacemos alusión poseen un rango de edad entre 25-34 años, una población lo suficientemente joven que con su participación legitima los procesos electorales de los últimos años, aunque en su opinión crítica por naturaleza, como suelen ser los jóvenes, el 71% de estos señala que el país va por mal camino.
Esto es lo que explica que el 59% de esos jóvenes según estudios realizados por la firma encuestadora Mark Penn, se cree o dice ser independientes de los partidos políticos, mientras que el 23% muestra una inclinación hacia el PLD, un 11% favorece al PRM, el 3% pertenece al PRD y tan solo el 1% manifiesta simpatía por el partido Reformista.
Se espera que para el 2020 alrededor del 60% del universo electoral sea Millennials, lo que sin duda decidirán quienes ostentaran los puestos electivos en todo el país, que a partir de la nueva Ley 33-18 de Partidos y Agrupaciones Políticas, serán más de 4,000 candidatos y candidatas.
Visto esto, es necesario que nuestros gobiernos evalúen el comportamiento de esa población activa, interesada en el avance del país y que está conectada al internet en un 80%. Para ello se deben desarrollar políticas públicas tendentes a impulsar ese renglón poblacional, que con su participación mayoritaria en cada proceso electoral está enviando un mensaje positivo, por lo que podemos interpretar como un llamado al cambio y desarrollo social.
También hay que destacar que en la simpatía entre los partidos y su participación a la hora de ejercer el sufragio, las mujeres son determinantes de acuerdo a las estadísticas, por lo que es importante se impulsen acciones orientadas al desarrollo de la mujer en todos los ámbitos, disminuyendo los índices de inequidad y desigualdad en lo profesional, laboral y político. No esperemos que se haga tarde, y la desafección compita con la simpatía.
¡Hagamos más por las mujeres!
Por: Heidy Terrero, soy política y Mercadologa con MBA en Administración de Pymes