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¿Estaremos condenando a morir a los privados de libertad en República Dominicana?

La pena no es más que la violación de un bien jurídico, que el poder público, a través de sus instituciones impone a un individuo que ha cometido una acción que atenta contra el orden público.

Muchos definen la pena de muerte como la privación de la vida o supresión radical de los delincuentes que se consideran incorregibles y altamente peligrosos. Otros la definen como un castigo que impone la sociedad a los violadores de la ley.

Como bien sabemos, en República Dominicana no contamos con pena de muerto como medida, como sí existe y se aplica en casos específicos en otros países del mundo.

Sin embargo, al analizar la situación en la que se encuentran los centros de reclusión en el país, parecería que, establecerla en un futuro cercano no sería necesario, toda vez que, al momento de dictar sentencia, procesar y enviar a prisión a quien la ley infringe, estos son sometidos a negligencias médicas y hacinamiento inhumano, quedando expuestos a perder hasta la condición de salud en la que ingresan, producto de contagio de todo tipo de enfermedades en los espacios habilitados para los fines, condenándoles a una muerte lenta, pero segura.

Hace unos días vimos como un privado de libertad en el municipio de San Juan perdió la vida a causa de la tuberculosis pulmonar. Cuentan sus familiares que habría solicitado el internamiento del mismo y tratarle, pero no fue posible hacerlo, lamentable.

El proceso de transformación de todo el sistema penitenciario que hace años se viene implementando debe continuar, pero en paralelo, entendemos que el mismo, debe ser acompañado de un plan que implique además humanizarlo, estableciendo procedimientos más correctos no solo para atender las condiciones de insalubridad en que se encuentran dichos centros, sino también la propia salud de quienes allí se encuentran. Siendo esta, una magnífica oportunidad para apostar a que, al hacerlo, vayamos cambiando también la percepción que se tiene de que dentro del mismo, la salud es privilegio de pocos.

Humanizar nuestro sistema penitenciario nos llevará también a dignificar la vida de aquellos que allí se encuentran.

Las viejas cárceles de República Dominicana alojan el 79.7% de toda la población carcelaria, unos 17 mil 750 internos, ubicados en recintos para privados de libertad que sólo tienen capacidad para recibir 6,133 personas. ¿Son seres humanos privados de su libertad o productos enlatados?

¿De la Cárcel a una Bóveda? Ahora es tiempo de que toda la reforma que se vive en el sistema, sirva para que quienes allí se encuentran se preparen para ser reinsertados a la sociedad, incluidos en planes, programas y proyectos educativos, logrando así que los mismos pasen de ser delincuentes o criminales probados y condenados en nuestros tribunales, a entes productivos en nuestra vida nacional al encontrar el camino su nueva libertad.

Desde Naguero Radio y Naguero.com saludamos el pan de humanización que ha puesto en marcha el actual magistrado procurador general de la República, Jean Alain Rodríguez, esperando en Dios que nuestro llamado de alerta sea escuchado y tomado en cuenta.

En días pasados Santos Jiménez Páez, director del Instituto Nacional de Patología, habría informado que el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y la Tuberculosis (Tb) son las causas más comunes de muerte en las personas privadas de libertad en las cárceles del país, explicó además que a las enfermedades infectocontagiosas se agregan las cardiovasculares, trastornos hipertensivos y enfermedades bacterianas, entre ellas, la salmonela ¡Esta es una realidad que debe ser cambiada!

¡Ahora es el momento procurador, ahora!

 

Dayneris López

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