LA VEGA. El sacerdote Miguel Florenzán Ulloa abusó sexualmente del entonces menor de edad, Víctor Mañón Arias, en el colegio Agustiniano de La Vega y otros escenarios, durante seis años, relata la fiscalía en la solicitud de apertura a juicio depositada en el Juzgado de la Instrucción de La Vega.
Según la acusación, Fray Miguel Florenzán comenzó a seducir a Mañón Arias desde que tenía 11 años de edad y cursaba el 6to de primera. Lo hacía mediante la técnica del adoctrinamiento (formación sesgada, fe ciega, lavado de cerebro) y citarlo a la dirección del colegio.
“Esta conducta de requerir a la víctima a la dirección se repitió constantemente; por lo menos tres veces a la semana, incluso perdiendo clase”, relata la instancia. Añade que a fínales del 2014, el imputado lo invitaba con más frecuencia, pero ahora, fuera del horario de clases para permanecer allí hasta las 11 de la noche, en ocasiones.
Víctor Mañón, cuenta en la instancia que se conocerá el próximo 30 de octubre en el Juzgado de la Instrucción, que el sacerdote lo sentaba en sus piernas y se excitaba con él, al punto de tener secreciones en sus pantalones.
La acusación refiere, además, que el sacerdote llevó al entonces menor de edad a una habitación que hay en la dirección del colegio y ahí abusó sexualmente de él. Esa agresión sexual, provocó que sangrara por varios días.
El Ministerio Público dice que el imputado adoptó una actitud posesiva, como si la víctima fuera de su propiedad, lo aisló de sus compañeros y le cuestionaba si había tenido relaciones sexuales con alguno de ellos o ellas.
Violaciones en el extranjero
Las más violentas violaciones sexuales se produjeron durante el Encuentro Latinoamericano de Jóvenes Agustinianos (ALJA) en Argentina en el año 2015, cuando junto a otros compañeros de la pastoral juvenil, Víctor Mañón, fue en representación de la República Dominicana, cuenta el órgano acusador.
Continúa diciendo que el sacerdote se hospedó en un hotel apartado del grupo y llevó al imputado allá para violarlo en varias ocasiones. Uno de esos encuentros en la habitación de ese hotel generó que el resto de los participantes y otros responsables del grupo reportaran a la víctima como desaparecida.
La entonces coordinadora de la Pastoral Juvenil del Colegio, Leidy Lespín Tapia, pudo percatarse mediante las cámaras de seguridad del hotel, que Víctor Mañón, había entrado en la habitación del sacerdote y no salió de allá hasta el momento en que apareció, fingiendo estar borracho.
“La víctima también le había contado todo lo sucedido a la referida testigo, y ésta decidió hablar con el imputado diciéndole; fray, pasó algo extraño, debemos hablarlo antes de llegar al país, a lo que el imputado le respondió que no lo volviera a cuestionar sobre eso, que lo dejara disfrutar el viaje. Ella renunció después a su puesto de coordinadora”, relata la instancia.