Los medios de comunicación en la actualidad “han creado una nueva relación entre la prensa y la justicia penal, pues se interesan en los hechos penales ya no sólo para informar, sino para darles solución en un tiempo muy reducido, provocando que el juicio estatal aparezca como tardío, lento, oscuro y equivocado, en comparación con el juicio de la prensa” .
Ocurre que los medios de comunicación al abordar una noticia de corte penal, acusan, juzgan, condenan a un individuo con absoluta “claridad” y “celeridad”, y en muchas ocasiones esto sucede sin posibilidad de que tal individuo pueda defenderse, lo que forma opinión y genera aprobación en la población.
Desde la justicia mediática, se desarrolla una estrategia de erosión de los tribunales, un debilitamiento del Poder Judicial. En el juicio de la prensa se busca un resultado rápido y fácil, que satisfaga el hambre de venganza o el interés de grupo, a partir del reemplazo de la prueba por el “parecer” del periodista, de la verdad por el rating. Al distorsionarse la verdad se favorecen los prejuicios, provocando al tribunal un prejuzgamiento en evidente afectación de la imparcialidad judicial.
El autor de John Garrido, abogado y profesor universitario – UASD